La fuerza que no hallemos en nosotros mismos no se hallará en
ninguna parte, ya que fuera de nosotros están toda clase de
sugestiones: el doctrinarismo contradictorio para sembrar la duda, el
sensualismo para perturbar nuestra moral, la crítica para
desorientarnos, el adversario para desconcentrarnos, la injusticia para
enfurecernos.
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